Homo cogitat o sobre el pensamiento

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Una de las preguntas que más incertidumbre me han traído a lo largo de este año es sobre el pensamiento y más precisamente en relación con el pensador. Recuerdo esa imagen misteriosa de aquel personaje que se queda taciturno y como en un trance toda la noche si es posible, pensando en cuestiones y resultados de cuestiones que como un dardo atraviesan el corazón y sangra por no entender. Razones hay muchas, pero la principal es que el trabajo del pensar, del profundo reflexionar, se compara a un faro que en medio de la más fuerte tormenta direcciona y da rumbo al barco en medio del caos. Muchas de las revoluciones de la humanidad se dan a través del pensar; luego, procede un cambio que aparece como fruto de la misma reflexión del hecho real.
    No es posible hablar del desarrollo del pensamiento humano en la edad media o la modernidad sin tener presente lo que pensaron los griegos: tanto Platón que imaginaba la sabiduría como un gran mundo lleno de la Idea, a Sócrates que fundó la vivacidad de la palabra, y que utilizó la sentencia "conócete a ti mismo" (profunda por lo demás). Por último Aritóteles es el fundador de la lógica, el que hizo la gran pregunta del principio y pensó en lo que definiríamos como "inicios". Hoy en día preguntarle a un físico sobre lo anterior al Big Bang es motivo de discusión y debate; de todas maneras, él, solo no recurre a contestar, sino que resplandece una admirable sonrisa de incertidumbre. Aún los modernos y la contemporaneidad pensaron el mundo y sus ideas; siendo así pensar lo que ellos pensaron nos ayudará a pensarnos a nosotros mismos y la realidad en la que vivimos. 
   No se trata, pues, de denunciar o anunciar lo importante del pensamiento; o en otro caso hacer alguna apología. Mi interés no es ese. Dejaré claro que lo más importante es tomar un poco de esta reflexión como una manera de visualizar lo que es un pensador, y contemplar su manera más elemental de ser sin sostener posiciones de orden simple o neurológico.
   Pensemos ahora como llegar a determinar al pensador; por ejemplo: En mis estudios de lenguaje y literatura en la universidad, mi profesora de psicolingüística el primer día de clases irrumpió con algunas preguntas a las que no pude dar respuestas directas. Dijo "¿Cuales son los procesos físicos y mentales para comprender un texto?" Ella no me vio y lo preferí así. Me daría el placer más grande si viera como resolvía las preguntas, pero por desgracia lo que aconteció es que mi mente comenzó a divagar. Por un lado no podía entender la comprensión desde un presupuesto psicológico, porque cada vez que pensaba en ello, a mi mente se venía la palabra "hermenéutica". Luego pensé ¿Que es un proceso? y luego ¿Cómo explico lo físico y lo mental? ¿Qué puedo tomar por texto, lo meramente cerrado al término o de manera abierta? y, si es abierta ¿Qué es texto? Terminé yendo a mi casa invadido por inquietudes que no pude resolver en toda la semana. De aquí se desprende una reflexión particular: el pensador no es aquel que tiene todo resuelto, sino aquel que ve en la incógnita una manera de resolver. Descartes por eso le daba el mayor crédito a la duda; claro está que el método de Descartes debe ser replanteado en algunos parámetros, pero eso no le quita razón. Si el sujeto queriendo comprender el mundo, utiliza la razón, para ordenar el mundo que está desordenado (relativamente), lo hace es por medio de la duda, por la pregunta que se construye, por la palabra. Kant tanto como Husserl dieron prioridad al sujeto pensante, porque es el sujeto el que se apropia del mundo, pues es el sujeto el que entiende el mundo, el que lo comprende, el que lo piensa. Ahora es interesante extraer de lo dicho que el pensador resuelve reflexionar desde alguna incertidumbre, duda he inquietud. Ciertamente el signo pregunta ejemplifica toda mi afirmación y la pone como centro de toda esta reflexión. Anotaré que puede sonar un poco obvio, pero en las afirmaciones obvias están las preguntas más difíciles de responder: la vida es algo que se evidencia en el aquí y ahora, pero eso no responde fácilmente la incógnita de la vida. Así mismo pasa con el pesador; muchas veces se piensa porque se tiene una incógnita, pero la incógnita puede ser tan perturbadora, que uno termina invadido por la incertidumbre total, días, semanas he incluso años enteros. En mi caso, ahora me ocupa el mal; y no el origen mismo del mal, sino su justificación y "en si"; en general la respuesta de "¿Qué es?". Fíjese usted ahora un momento: si diera con una fenomenología del mal, encontraría en su esencia algo igualmente perturbador; y aunque resolviera decir que la esencia del mal está en la capacidad simbólica del hombre capas, pensar en las masacres, mutilaciones de las instituciones, y partidos políticos aprueban en mi el hecho de no estar tranquilo. Como ven, por lo menos hablar del pensador en difícil en primera instancia (ya no es tan obvio); pero percibir de su esencia su formas más elementales pueden dar luces sobre el desarrollo del tema. En si, lo que pertenece al ámbito del pensador podría compararse al navegante (siguiendo con la analogía); pero, la diferencia es que el pensador no es técnico, el no resuelve problemas; en parte desearía darle ocupación al pensador, pero creo que no la tiene; le preocupa tanto la vida, que comprenderla se hizo su mayor trabajo.
   Pensar no es hacer un pregrado de filosofía y una maestrías, no es hablar de Kant, de los presocráticos, no es ni siquiera solo argumentar o analizar en su forma más mínima (dejo claro que la argumentación y el análisis son procesos necesarios para el pensar pero es imposible referirse a ellos como único camino para el pensamiento). El pensador es un hombre y una mujer llenos de inquietudes, que a larga cuando responde sus mismas inquietudes, en vez de parar y dar respuesta (a través del método) lo único que hace es gestar más incógnitas que a el mismo método no solucionar. Me recuerda mucho la imagen de Sócrates que en medio de la guerra era invadido por preguntas que no podía resolver o dar palabras al respecto. Al fin y al cabo abandonó la guerra, y se convirtió en el hombre del que hablamos en los colegios y en las tertulias de la universidad. Da Vinci, para lograr un estado meditativo en las noches ponía una vela y mientras la veía, invadido por un profundo trance pensaba en como resolver cuestiones de ingeniería y arte sea el caso. No se debe atribuir entonces al pensar solo como un objeto abstracto (Saussirre),o un proceso neurológico en donde habita el análisis y los procesos mentales de comprensión; el pensamiento sigue siendo a pesar de esta época algo por completo inquietante, pues cuando se piensa en el ser, no se resuelve que es el ser; apalabramos nuestra existencia y no la comprendemos. Lo mismo pasa con el mal o la política, pensar en la imagen icónica o simbólica del político en cuestiones ya conceptuales, con relación al poder, resulta inquietante; es más, no he podido entender porque aman tanto el poder político, si al final no les pertenece. Creo que el origen del mal está en el poder político; pero eso es tema que no bien al caso.
Después de un largo rodeo, hemos vuelto a nuestro punto de partida. Recuerdo a Hannah Arendt cuando en una entrevista realizada mientras vivía, respondió una pregunta muy particular "¿A que edad comenzaron sus primeras inquietudes sobre filosofía?" Ella no demora en responder "A los 16 años, y comencé leyendo a Kant " (aproximadamente). El que la entrevista lanza otra pregunta: "Es muy particular que una joven lea a Kant; normalmente son texto que se abordan estando en la universidad ¿qué la llevaba a leer a Kant?" ella responde: "tenía la necesidad de comprender, solo eso, la gran necesidad de comprender" (anoto, la conversación no es la original, hablo de ella, a modo de paráfrasis). La idea principal de ella, era comprender el mundo por medio de Kant; primero uno se preguntaría ¿Qué es el mundo? Luego abría toda una construcción conceptual que gira en torno a la duda del mundo. ahora ¿Si se resolviera la incógnita se dejaría de pensar?


2

Defender el pensamiento en este siglo es difícil sino es que imposible; pero parece utópico definir el hombre por simples postulados positivistas o estructuralistas, en donde el ser humano es solo un producto de cuantas neuronas pueda utilizar. En parte no soy enemigo de la ciencia, pero no puedo estar de acuerdo con la mirada cerrada de la sentencia científica: "¡esto es! porque la ciencia lo dice, y la ciencia es la verdad". Pienso que por más neuronas que utilicemos, el concepto de política, no es un concepto meramente científico, sino ideal; y no quiero sonar como un romántico francés del siglo XVIII, pero el hombre no puede medirse con la simple afirmación "esto es". El pensamiento, (a pesar de lo contradictorio que sea para las neurociencias) puede acercarse más a la abstracción de ideas concretas y realidades desde el conocimiento subjetivo que funcionan a través de los conceptos, y de la cosmovisión del sujeto, más que por ciertas sustancia que activan partes del cerebro. Repito no voy en contra de la ciencia, pero el ser humano no se estudia a partir de solo postulados científicos.
    Al comienzo de este ensayo (artículo, comentario[...]) planteé que en esencia el acto de pensar es abordar de manera inconclusa una pregunta o interrogante[...] ahora biem, para seguir la exposición, determinaría que la profunda contemplación en Tomas de Aquino, o la reflexión (término muy utilizado por Lévinas y Ricouer) son el paso siguiente o la finalidad del acto de pensar. En mi opinión es un tedio completo generalizar o caer en reduccionismos como es muy común en nuestra época; por eso considero que tal afirmación no solo propende una reflexión del objeto en cuestión, sino que en el pensador, jugará un papel siempre crucial la visión de mundo. En palabras más sencillas reflexionar y contemplar depende de la visión de mundo; y aquí es claro que cada visión de mundo pensará el mundo diferente. Por ejemplo, Husserl reflexionó esto como un problema, porque las ciencias del espíritu (filosofía, teología, historia, antropología, etc.) estaban siendo desvaloradas por las ciencias exactas. Por está razón él dedicó toda su vida a encontrar un método que ayudara a la interpretación en esencia del objeto estudiado; lo denominó fenomenología, y su impacto en la filosofía en principios de siglo fue monumental. En breve diría que la fenomenología ve las cosas tal cual la nuestra el objeto en "si mismo", pero este si mismo no es evidente, pues necesita que sea en fin "en si" la esencia del objeto estudiando; claramente es sacar de la consciencia el objeto que está oculto para hacerlo visible ante los ojos de la razón. Por otra parte mi sentido no es dar sentencias filosóficas, o explicar que es esto o aquello. Esto nos lleva a caer en la cuenta de que hay tanta filosofías como filósofos en el mundo; y si hay tanta filosofías como se ve, quiere decir que hay demasiadas formas de ver el mundo (con sus respectivos métodos y creencias). Claro está que el subjetivismo en las humanidades también es un problema para la filosofía (y más para la fenomenología). Es un problema caer en un relativismo absurdo que pretende alcanzar la comprensión del hombre por vías de solo opinión múltiple; sin embargo el tema es sobre el pensamiento; luego la multiplicidad de visiones que hay en el campo de las humanidades, sirve para tener la elección de argumental o interpretar  que nos parece más racional o indicado.
    Creería que la contemporaneidad está en una época de liberación y subjetividad en su visión de mundo, y lo que atañe a ella debe ser una libre elección. Nuestra época que está llena de conflictos, también está llena de autonomía y elección; y  tanto el subjetivismo como el objetivos podrían ser perjudiciales; pero: si forman una nueva capacidad de criterio, nuestro pensar se reconciliaría con las humanidades y la ciencia, con las artes y la objetividad. Ahora bien, el pensador entonces logra su trabajo a través de la reflexión de los polos apuestos, y su reflexión partirá de la visión de mundo. Ejemplos hay muchos: La grandes discrepancias a la hora de pensar en Dios toman camino sobre la visión de los que piensan que no es necesario pensar en El, o por el contrario pensarían otros que es importante; lo considerable de la ontología en tiempo de positivismo, o sobre el contrato social. Todas las razones por más simples que parezcan comienzan ahí, en el pensar sobre las cuestiones (en debate) y la visión de mundo. De tal manera que el hombre busca razones para comprender su entorno, su capacidad conceptual o simbólica; ella subiría como el humo del incienso sobre un altar.
   Tanto el poeta como el profeta son pensadores, el filósofo o el sacerdote; el hombre común con capacidad de vivenciar y hasta el hombre primitivo.
     Grecia fue el país en donde comenzó a desarrollarse la idea de pensamiento; en un principio a posteriori fue gracias a Sócrates y sus discusiones con los sofistas (dejando claro que pensar viene del latín pensare y esta de pendere "colgar" y "pesar" en el sentido de comparar dos pesos en una balanza). Dicha afirmación la comparo con el movimiento retórico, que en gran medida también hace parte del pensar; su intención, y su magnánima forma (por más cuestionable que sea), recurre solo a la manera de hacer valer o defender, comparar y argumental lo que pensamos. Solo ella, podría sacarnos de la soledad, de la pronta ignorancia. La argumentación, fuerza tan importante del hombre; y ahora por lo que parece, pensar, no solo es un ejercicio que se construya con la simple palabra cerebro; y comprenderla es igual de importante que saber sobre la expansión del universo. 

3

En respeto a lo que a mi concierne las conclusiones a manera de sentencias tratadistas son en este campo tediosas y poco admirables. En mi caso no deseo hacer una sentencia, ni mucho menos dar una definición de lo que es pensamiento. Tengo en cuenta que debí haber hablado del idealismo de Descartes, hasta Kant y su paso por el último idealista Husserl; o sobre la neurociencias y la psicología de Jung y Freud, pero mi interés es solo pensar un poco sobre el pensar del pensador (valga la redundancia). Los líos sobre doctrinas filosóficas será un tema para después. en definitiva mi opinión es que aquel que piensa no es solamente un ser que se haga llamar filósofo; todos los seres humanos, alguna vez en sus vidas han entrado en dicho ejercicio, la única diferencia es que si se toma por trabajo el pensar, hay que ser conscientes en gran medida de lo que es pensar en su forma mínima. 
Las conclusiones son propias del lector, cada uno definirá el pensamiento, pero mi definición un poco alejada de los cánones conceptuales se basa en dos conceptos: un pensador toma como inicio la incertidumbre de la pregunta. La inquietud es a mi parecer una parte fundamental del trabajo "cogitate". Ahora, el que piensa va a tomar en la fuente de su cosmovisión y construirá una reflexión, sobre "si mismo" y lo que lo rodea por medio de la palabra que según Gadamer es el medio que nos permite comprender el mundo; en definitiva el pensar está entre la visión de mundo, está entre el lenguaje y el mundo.
Las visiones de mundo pueden ser variadas unas erróneas y otras correctas, pero de ella se parte; no ve igual el mundo un físico a un artista, ni mucho menos un lingüista a un literato, o un filósofo neotomista o uno estructuralista de la escuela de Franford; y aun así todos piensan y construyen sus pensamiento de maneras múltiples y profundas. La argumentación, la dialéctica y la retórica son parte fundamental del pensar; es más, creo que es necesario el choque conceptual. El debate entre pensadores es comparado con esparta; poco puede ser su conocimiento, pero si sabe quien es y como puede ganar, su debate será conquistado; aunque esa no es la intención, pues lo importante es la necesidad de comprender el mundo, o la visión de mundo más incomprensible que el mismo. No es coherente que debata solo por el hecho de querer ganar. Eso es egoíta. La mejor forma de debatir es poder comprender la posición del Otro con respecto a mi; respetarlo y entenderlo es parte de mi trabajo. De todas maneras pienso que el pensador debe ser también humano; pero eso entra más en juego con el compromiso ético de cada uno. La figura pensante entonces no solo es esa imagen tasiturna, de un hombre o una mujer que guardan la noche para divagar sobre los grandes problemas de la vida, sino que es la figura que corresponde a todo ser humano. recuerdo que el 18 de agosto de 2013 escribí en mi diario unas palabras que dieron paso a esta reflexión: "Como hombre es difícil nombrar las grandes preguntas; hay, habrán y seguirán habiendo grandes preguntas; pero cuando el hombre baja la cabeza, pone su cuerpo en posición de la muy nombrada escultura del pensador, y deja que sus ideas fluyan mientras piensa en su existencia y realidad, está haciendo lo que por humanos se nos atribuye por más noble: Pensar".      


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